Reunidas en torno a una taza de café, Beatriz, Daniela, Carolina y Jeannette (la bruja de todas nuestras historias) repetían los textos y entre todos buscábamos las entonaciones, discutíamos sobre el espíritu del personaje, los dramatizábamos, los exagerábamos e íbamos puliendo la pronunciación y la dicción. A esa primera experiencia siguieron La sirenita y Tarzán en los que se incorporaron elementos de video. Nos quedaron recuerdos a montones, la sensación de haber aprendido y varios bloopers que dan cuenta de que la risa no es incompatible con el aprendizaje.
sábado, 9 de octubre de 2010
Contando cuentos
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